Nos han pedido preparar Amarraditos, un vals rítmico y bailarín. Y además de para conocer este tema, me ha servido para darme cuenta de una cosa.
De entrada, es una canción en la que la estrofa va repitiendo frases, enriquecidas por las variaciones en la armonía. Es como si hubieran partido de un boceto en el que las frases eran iguales, y decidieron, después, variarlas.
Pero la música ofrece la posibilidad de adaptar una pieza (arreglarla) de modo que la canción cambia según las capacidades técnicas, el estilo o cualquier otro criterio.
En cierta manera, la música ofrece una libertad de interpretación de una pieza, de modo que cualquiera de sus versiones es tan válida.
Para prepararla, partía de la versión de María Dolores Pradera, con los incombustibles gemelos, en una versión sencilla musicalmente, guitarras y voces… pero qué guitarras y qué voces, especialmente la ejecución de María Dolores.
Guitarra y voces, este dúo llamado Espumas y Terciopelo, en que con un recurso tan sencillo como las palmas, logran evidenciar la rítmica tan peculiar del vals
Guitarras y voces, más percusión, con Marcelo Dellamea, Hugo Dellamea y Ariel Sánchez. En este caso, la armonía es diferente, mucho más rica, aunque la melodía sigue siendo reconocible. En algunos momentos, el empaste de las dos voces masculinas está muy logrado.
Guitarra, voces, piano, saxo… en esta ocasión son Vitale, Baraj y González. En esta versión, la construcción de la pieza, que va creciendo hasta ritmos endiablados, es impecable, de modo que para quien la conocen, van esperando.
Evidentemente, hay otras versiones, como esta de guitarra solista (sin voz), o esta de 4 voces a cappella.
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