Ya he hablado de la araña que hemos tenido en el balcón…
Estos días, observando su labor, intrincada, perfecta, preciosa… Me daba cuenta de lo que en realidad es: una máquina de matar.
Aunque es algo que sabía, en esta ocasión pude ver como una pequeña mosca atrapada en la telaraña, sucumbía en las garras de su propietaria que pacientemente la envolvía y se la llevaba a un lugar seguro. Cada tanto se detenía a observar cómo la vigilaba, supongo que intrigada o molesta.