He leído el texto titulado El laberinto (de Francisco Serradilla, en Libro de Notas) acompañado de un dibujo de Carolina Temprado. Creo que el dibujo habla bien de lo que me ha transmitido el texto…
Sin embargo, y sin intentar corregir a su autor, mi idea es algo diferente. Suelo decir que, en general, me interesa más el proceso que el resultado; más el camino que la meta.
Ante obras de arte, siempre me quedo pensando en el proceso, en cómo llegó el autor/a a tomar cada decisión, cómo disfrutó de cada paso, cómo sufrió ante la duda de cómo expresar lo que en su mente estaba…
Y en la vida, cuando miro hacia atrás, veo que que, una vez alcanzada una pequeña meta, parece que se pierde un poco el disfrute del proceso (o quizá empieza otro camino que centra mi atención…).
Es un poco la idea del «Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar» de Machado (o al menos, lo que yo entiendo…).
Supongo que, en parte, está también en el texto de Francisco
Se dice que no todos vemos el mismo laberinto. Que para unos es hermoso y para otros un reto motivador, y que también hay quien se desangra contra sus muros o quien siempre recorre el mismo tramo yendo y viniendo sin atreverse a ir más allá.
Para este año que entra, disfruta de tus laberintos, no desesperes y si necesitas, da un grito a ver si alguien que ande cerca puede ayudarte… o por lo menos, acompañarte en el camino.